domingo, 31 de octubre de 2010

Formación de espectadores


Especadores de escuelas secundarias en El conventillo de la Paloma de A. Vacarezza


El hecho teatral es una manifestación artística compleja en la que intervienen diversos elementos o subcódigos del lenguaje teatral -el texto dramático, el texto espectacular, la actuación, la escenografía, el vestuario, la música, etcétera- en los que convergen diversas ramas artísticas - literatura, danza, música, mimo y artes visuales, entre otras- para comunicar un mensaje de significatividad artística y social. Ahora bien, para comprender y disfrutar las producciones teatrales que la cultura va generando, es necesario que los espectadores conozcan, en alguna medida, el lenguaje teatral y los códigos que lo rigen.

Sin embargo, si tenemos en cuenta que muchos niños y jóvenes nunca entraron a una sala teatral ni tuvieron la oportunidad de acceder a un espectáculo de estas características, es preciso que, desde la escuela, generemos e instalemos la posibilidad de vivir la experiencia de la expectación teatral de manera frecuente. Cuando esto ocurre, no solo se muestran nuevas puertas, sino que también se construyen las llaves para abrirlas (A. Saguier, 2007).

En este sentido,es importante que los docentes comprendamos que, a ser espectador se aprende y se enseña, promoviendo experiencias de acercamiento a los espectáculos teatrales del entorno cultural inmediato en todas sus formas (teatro, pantomima, danza-teatro, teatro de títeres, teatro de máscaras, teatro de sombras, teatro negro, circo, murgas). Cuando las escuelas ofrecen estas experiencias a los alumnos/as con cierta continuidad se les garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso a los bienes simbólicos de la comunidad, partiendo de la base que las necesidades culturales, a diferencia de las necesidades primarias, son producto de la educación y que, por esa razón, las desigualdades frente a las obras de la cultura no son más que un aspecto de las desigualdades frente a la posibilidad de educación (P. Bourdieu, 2003).

En este marco, resulta fundamental que pongamos a disposición de nuestros alumnos/as obras de calidad artística entendiendo que un buen espectáculo teatral se reconoce por la confluencia de una técnica adecuada, el acuerdo entre el proyecto y la creación resultante, su ideología, su relevancia y su adecuación a la competencia del espectador (L. Sormani, 2004). Desde este interés comparto con ustedes, algunos criterios para la selección de obras de teatro:

•  Idoneidad artística y profesional de los realizadores teatrales.

• Valor artístico y cultural del espectáculo teatral en sus distintos niveles de realización: texto dramático, texto espectacular, actuación, dirección, vestuario, escenografía, música, iluminación y otros recursos escenoplásticos.

• Temática acorde al desarrollo evolutivo de los espectadores, sus intereses y conocimientos del mundo (temas ligados a lo conocido y cotidiano para los más pequeños; situaciones maravillosas, humorísticas y de aventura para los más grandes) cuyo tratamiento amplíe su sensibilidad, su capacidad de comprensión y valoración estética.

• Trama clara y sencilla con personajes bien definidos al igual que el conflicto central. El desenlace evitará la inclusión de una moraleja final.

• Representación teatral dinámica, emotiva y entretenida con un lenguaje directo y coloquial pero no exento de belleza y sugerencia. La extensión deberá adecuarse al nivel de atención de los niños y/o adolescentes. La acción tendrá preponderancia sobre el texto. La actuación de los actores de calidad artística y profesional en todos los aspectos evitando la participación compulsiva y homogénea de los espectadores.

• Escenografía y vestuario sugerente y original en cuanto al estilo, uso del color y de la forma.

• Música construida y armada para lograr efectos auditivos estéticos y alejados de los cánones que impone la industria cultural de los medios masivos de comunicación social.

En cuanto a las  obras de títeres: las recomendaciones enunciadas anteriormente son válidas pero habrá que sumar algunos aspectos vinculados con el profesionalismo de los titiriteros: dominio de la técnica de manipulación, buena dicción y modulación de la voz, sostén de la atención del público sin recurrir a recursos burdos y buen manejo del clima de la obra, alternando momentos de tensión y suspenso, con otros de distensión y calma.

A modo de síntesis podemos decir que la formación de espectadores requiere planificación, concreción y sistematización de las salidas a los circuitos oficiales e independientes de producción y representación teatral, como así también a festivales, encuentros, muestras y espectáculos teatrales de artistas profesionales ya que favorecen el acercamiento de los alumnos/as a las salas teatrales de la ciudad y a formar parte del ritual que implica su presencia en un espectáculo. De igual modo, la invitación a teatristas y a elencos teatrales a la escuela es otra alternativa válida para enriquecer la capacidad de percepción, atención, significación, valoración y disfrute personal y grupal.

Estas prácticas tienen valor por sí mismas ya que suscitan en los alumnos una intensa gama de procesos internos (perceptivos, sensoriales, cognitivos, emocionales, entre otros) que se desencadenan durante ese lapso. Para esto es conveniente que antes de cada salida, brindemos información sobre la obra, el grupo de actores y las convenciones teatrales que se ponen en juego (el oscurecimiento de la sala al inicio de la obra, el rol del espectador durante el espectáculo, etcétera). Estos datos se pueden enriquecer con presentación de imágenes de la obra en diversos soportes visuales y audiovisuales (fotografías, libros, afiches, programas de teatro, videos, películas e Internet), lectura del texto dramático que se va a representar  e investigación de la obra y su autor en distintas fuentes de información.

Luego de presenciar la obra, podemos promover el intercambio de opiniones entre los alumnos con preguntas que permitan hacer visible la especificidad del lenguaje teatral, sus múltiples componentes y su relación con otras disciplinas artísticas (literatura, plástica, música, expresión corporal), con los medios de comunicación social (radio, cine, video, televisión) y con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Asimismo podemos habilitar espacios para el intercambio de experiencias personales vinculadas con la obra, encuentros con autores y actores, lectura y dramatización de la obra, etcétera.

Por otro lado, podemos proponer actividades expresivas como: dibujar las escenas más impactantes; construir máscaras, títeres y maquetas escenográficas; cantar las canciones de la obra o crear nuevas; realizar juegos dramáticos; redactar la historia o las impresiones recibidas. Asimismo, podemos proponer actividades que permitan una mayor compresión del lenguaje teatral como: visitas comentadas al teatro; coloquio con los actores; rondas de discusión sobre la temática de la obra, las técnicas de actuación y de dirección teatral del grupo realizador, entre muchas otras más.

Estas prácticas, sin dudas contribuirán con la formación de un espectador crítico y sensible ya que la lectura crítica de las producciones de los artistas del contexto inmediato ampliarán el universo cultural y los criterios de análisis y valoración de los estudiantes (R. Harf, D. Kalmar, J. Wikitski, 1998).


Bibliografía

BOURDIEU, Pierre: Creencia artística y bienes simbólicos. Elementos para una sociología de la cultura. Aurelia Rivera Grupo Editorial, Buenos Aires, 2003.
CHAPATO, Elsa: “El lenguaje teatral en la escuela”. En Artes y escuela. Paidós, Buenos Aires, 1998.

MANTOVANI, Alfredo: El teatro: un juego más. Novedades Educativas, Buenos Aires, 2004.

ORIGLIO, Fabrizio: “El juego dramático”. En Arte desde la cuna. Educación inicial para niños desde los cuatro hasta los seis años. Galerna, Buenos Aires, 2005.

SAGUIER, Alejandra: “Zona fantástica” En  Núcleos de Aprendizaje Prioritarios. Nivel Inicial. Volumen 2. Serie Cuadernos para el aula. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Buenos Aires, 2007.

SECRETARÍA DE EDUCACIÓN DEL G.C.B.A. e INSTITUTO NACIONAL DE TEATRO: Proyecto Interinstitucional de Formación de espectadores “De la Escuela al Teatro”. Buenos Aires, 2005.

SORMANI, Nora Lía: El teatro para niños. Homo Sapiens, Buenos Aires, 2004.

ZAINA, Alicia: “Literatura con niños de cuatro a seis años”. En Arte desde la cuna. Educación inicial para niños desde los cuatro hasta los seis años. Galerna, Buenos Aires, 2005.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por su aportación. Nos está siendo de gran ayuda en nuestra investigación como docentes. La bibliografía es de una excelente calidad

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  2. FELICIDADES.
    www.grantitere.blogspot.com.mx

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