lunes, 17 de enero de 2011

La Educación Artística en el escenario de un nuevo contexto





En esta página quiero analizar con ustedes la influencia del contexto socio-cultural en la construcción de los modelos estéticos que dominan en la escuela para que reflexionemos acerca de cual debería ser la función del arte en el marco del nuevo escenario educativo. Esta revisión nos mostrará que la Educación Artística no logra superar su lugar de ostracismo en la formación de los alumnos debido a múltiples causas, algunas de las cuales se presentan a contiuación:

ARTE Y CONTEXTO
El Arte ha permitido al hombre de todas las culturas expresar y comunicar sus ideas, valores, emociones y sentimientos para indagar y recrear la realidad. Si bien, los criterios estéticos de producción y valoración de la obra de arte han variado de una época a otra, todas las sociedades le han otorgado un rol significativo en el desarrollo del ser humano por su valor ético, estético, psicológico y social.

Así en la antigüedad, los pueblos primitivos expresaron su visión mítica del universo a través de rituales, máscaras, figuras esquemáticas zoomorfas y antropomorfas para relacionar las experiencias de la vida cotidiana con lo sobrenatural y lo inexplicable.

La cultura grecolatina, pilar del pensamiento occidental, sintetizó las ideas platónicas de belleza, justicia y verdad a través del equilibrio armónico de las formas, las proporciones y el color en la búsqueda del bien supremo.

La Edad Media, por su parte, manifestó los valores cristianos en las artes liberales –Música y Literatura- y en las artes mecánicas u oficios artesanales -Pintura, Escultura y Arquitectura- con un fin didáctico y moralizador. En esta etapa se perfilaron dos campos estilísticos: el culto de inspiración neoplatónica y el popular que sintetizaba las ideas del sistema feudal.

El Renacimiento recuperó el espíritu de la antigüedad para ubicar al hombre en el centro de toda consideración cultural, filosófica y religiosa pero con un fuerte color nacional que impulsó, dentro de los cánones clásicos, la noción de originalidad, individualidad y genialidad en la producción artística.

El Barroco, en el campo estético, se opuso al clasicismo renacentista configurando un arte elitista, emotivo y espectacular que valoró la libertad creativa, el artificio, el contraste, la asimetría, el dinamismo, la suntuosidad y la ornamentación.

El Neoclacisismo del siglo XVIII reprodujo las proporciones armónicas del arte clásico, apoyándose en el racionalismo dominante en el campo científico y filosófico. El concepto de arte se restringió a las llamadas Bellas Artes, igualando el estatus de la Pintura, la Escultura y la Arquitectura con la Música, la Danza, la Poesía y la Retórica.

El Romanticismo del siglo XIX resaltó la función social del arte mediante un fuerte compromiso con la realidad política, económica y social. De ese modo, el hecho artístico adquirió un carácter realista donde predominaron los valores republicanos, el sentimiento sobre la razón, el mundo natural sobre la decadencia urbana y la libertad creadora sobre las normas académicas.

Los progresos científicos y tecnológicos de la segunda mitad del siglo XIX favorecieron el surgimiento de la fotografía y el cine cuyas modalidades de producción masificaron el hecho artístico y los hábitos de consumo cultural. Las artes tradicionales continuaron adhiriendo al pensamiento positivista dominante pero con una visión realista, crítica y testimonial de las condiciones materiales de existencia del hombre y de la sociedad. Asimismo se comenzó a cuestionar el naturalismo jerarquizando la subjetividad del artista y la simbolización de la realidad.

En el siglo XX, la ruptura del realismo terminó de concretarse cuando  las vanguardias contemporáneas surgieron como una forma de reacción contra las guerras mundiales, las dictaduras totalitarias, el holocausto y el nuevo orden mundial. Sus planteos revolucionarios y provocadores intentaron instaurar un anti-arte que liderara la transformación radical del sistema social mediante la disolución de los criterios estéticos tradicionales. Si bien sus resultados fueron escasos en cuanto a sus aspiraciones sociales, dejaron profundas huellas en los enfoques estéticos posteriores.

En la actualidad, los rasgos más sobresalientes de la época son: la caída de las ideologías y valores de la modernidad, el consumo de masas, el carácter multinacional de la cultura, el rol protagónico de las nuevas tecnologías de la comunicación y un viraje a favor de la comprensión de lo singular: etnia, clase, género. En este marco, los multimedios y las NTIC ha extendido sus contenidos en forma masiva, sistemática y unilateral, colaborando eficazmente con el proceso de globalización cultural. En el ámbito del arte, se observa su influjo en el privilegio de la imagen, la fragmentación, la heterogeneidad y la hibridación de géneros, probablemente como un reflejo de la crisis que vive el hombre frente a un contexto social complejo, diverso, cambiante e inseguro.

A través de este breve panorama hemos caracterizado los modelos estéticos que predominaron en las bellas artes o dicho de otro modo en el arte tradicional occidental. Estos modelos fueron asimilados por nuestra cultura a partir de la colonización española pero siempre con un matiz localista que reflejó de alguna manera las preocupaciones existenciales del hombre argentino frente a los problemas de la sociedad.

Como puede verse, el hecho artístico no es independiente de lo que ocurre en el contexto social así como no lo es de los modelos estéticos que en un momento dado se instalan y sostienen dentro de la sociedad . Frente a esto cabe preguntarse cuáles se incoporan en la escuela, cuáles contribuyen con la construcción de criterios de valoración de las prácticas y objetos culturales, cuáles se sedimentan, cuáles deberíamos recuperar o incorporar para legitimar el lugar del arte en la educación.


ARTE, ESCUELA Y PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS
El pensamiento pedagógico ha sido determinado a lo largo de la historia por las ideas y valoraciones que dominaron en el contexto sociocultural, consecuentemente la educación artística escolar sintetiza lo que la sociedad piensa en cada momento particular acerca de cual es su función en la formación de los alumnos y alumnas.

Así, el modelo estético de las artes tradicionales dominó hasta mediados del siglo XX cuando el movimiento de Educación por el Arte desencadenó un proceso de democratización cultural que impactó en todo el sistema educativo occidental. Este enfoque renovó la práctica educativa escolar jerarquizando la creatividad y la libre expresión de los niños como un derecho natural, pero no logró desplazar al modelo clásico propio de la "cultura de elite". De manera que las formas de enseñar el arte en la escuela se fueron adecuando a los enfoques pedagógicos vigentes cuyas características pueden sintetizarse del siguiente modo:

El modelo tradicional: se centra en el aprendizaje repetitivo de datos, hechos y conceptos; la reproducción de modelos clásicos y el dominio de ciertas técnicas bajo el rol directivo del docente.

El modelo escuelanovista: jerarquiza la creatividad, el interés, la espontaneidad, la experimentación, la libertad de expresión y el rol activo del alumno.

El modelo tecnicista: valora el aprendizaje racional de técnicas e instrumentos para que el alumno logre los objetivos propuestos por el maestro en su currícula.

A partir de la Ley Federal de Educación estas concepciones comenzaron a cuestionarse para plantear innovaciones significativas en el marco conceptual y metodológico de la enseñanza de las artes en la escuela. Sin embargo, cabe señalar que estos avances aún no han logrado resultados efectivos en la práctica debido a la falta de capacitación docente, la ausencia de materiales y espacios adecuados para el desarrollo de las actividades artísticas escolares, entre otras cuestiones. Esta situación plantea la convergencia de modelos pedagógico-didácticos diversos que en algunos casos se fusionan y emergen con características propias que llegan, en casos extremos, a disociar la teoría de la práctica.

Esta situación perdura, entre otras cosas, porque las prácticas pedagógicas se han ritualizado de tal modo que se repiten acríticamente tanto “las buenas recetas” como las estrategias novedosas sin indagar el marco teórico que las sustenta. En este punto nos cabe a los educadores la responsabilidad y el compromiso de indagar nuestra práctica educativa reflexionando en forma crítica y transformadora  sobre los problemas que surgen de la práctica, el nivel de coherencia entre lo que se pretende hacer, lo que se dice que se hace y lo que realmente se hace para avanzar hacia la construcción de una pedagogía que recupere la democratización del conocimiento y de la cultura articulándolos de manera significativa.


ARTE, ESCUELA Y NUEVOS ESCENARIOS
El sistema educativo argentino intenta adecuarse a los nuevos paradigmas del contexto social mediante una renovación integral que le permita dar respuestas a las múltiples demandas de la sociedad. En este marco de transformación, la Ley Federal de Educación propone algunas innovaciones significativas en el campo de la Educación Artística, entre ellas, la categorización de sus disciplinas en lenguajes artísticos, esto significa que el arte se entiende como un proceso de comunicación complejo al que se accede mediante el aprendizaje.

Desde esta perspectiva, el acto creativo se transforma en una acción intencionada de los alumnos y alumnas para expresar su mundo interno mediante la selección y organización estética de los códigos, modos y medios de producción de los distintos lenguajes artísticos.

Otro aspecto importante que se plantea, es la configuración de un área de conocimiento integrada por Plástica, Música, Teatro y Expresión Corporal con la posibilidad de incorporar Fotografía, Video y Arte Digital entre otros; de este modo, se intenta superar el modelo disciplinar por otro interdisciplinario que articule el conocimiento con un enfoque globalizado y relacional sin perder la identidad de cada uno de esos lenguajes.

En este marco, propongo algunas pautas de reflexión que pueden aportar a la construcción de un marco común de acción e investigación:

La dimensión pedagógica como punto de partida para indagar, cuestionar y reformular el marco teórico que sustenta la acción educativa ya que el posicionamiento del docente es fundamental para ver con claridad el modelo educativo que se acciona en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Este conocimiento permitirá evaluar el grado de coherencia entre la teoría y la práctica; y el nivel de equilibrio entre el sujeto que aprende, el objeto de conocimiento y el docente que media en la construcción del saber.

La dimensión psicológica para abordar la diversidad, teniendo en cuenta el nivel evolutivo de los alumnos, sus conocimientos previos, sus diversos estilos de aprendizaje y las características del contexto social en el que interactúan. Las estrategias didácticas deben sostenerse en esta base para luego orientarlas al logro de determinadas competencias cognitivas, la apropiación de contenidos culturales significativos, la adquisición de valores éticos y estéticos, la afirmación de la identidad personal y social, la socialización y la autonomía.

La dimensión estética para iniciar a los alumnos y alumas en la alfabetización artística mediante estrategias diversas que favorezcan la adquisición de los diversos códigos artísticos, el dominio progresivo de sus principios, métodos y técnicas, la lectura crítica y la apreciación estética de las producciones artísticas propias, de sus pares, del contexto inmediato y del patrimonio cultural. En este proceso es fundamental que los estudiantes realicen aproximaciones sistemáticas al mundo simbólico del arte para potenciar su pensamiento creativo, su sensibilidad estética y su juicio crítico.

• La dimensión sociológica para ubicar el hecho artístico en la realidad de su tiempo de manera que los alumnos puedan apreciarlo, comprenderlo y valorarlo no solo como la expresión subjetiva de un artista sino como una práctica cultural que sintetiza los diversos factores sociales que inciden en su proceso creativo. En este punto, es conveniente orientar las estrategias de enseñanza-aprendizaje al análisis de los productos culturales que consumen los estudiantes para que identifiquen los factores económicos, políticos y sociales que subyacen bajo sus modelos estéticos.

La dimensión antropológica para reconocer el hecho artístico como fuente de producción social con la variedad histórica de géneros y estilos en los diversos contextos sociales mediante estrategias didácticas que fortalezca la identidad cultural de los alumnos y alumnas desde la perspectiva de lo heterogéneo, lo complejo y lo universal, incorporando en el currículo escolar tanto los contenidos de las culturas hegemónicas como los de las subalternas.

• La dimensión comunicacional para completar la alfabetización estética de los alumnos y alumnas mediante al análisis del proceso de codificación y decodificación del producto artístico, teniendo en cuenta el aporte de las nuevas tecnologías en el desarrollo de nuevos códigos, estilos, formatos y géneros. Este proceso podrá complementarse con la adquisición de sistemas simbólicos complejos provenientes de la cultura digital para que analicen sus contenidos y reconozcan los valores que sustentan.

A mi entender, el tratamiento articulado de estas dimensiones permitiría la formación de un alumno sensible, creativo, investigador, crítico y comprometido con las problemáticas concretas de su tiempo en pos de un nuevo humanismo que trascienda el individualismo y el materialismo propio de nuestra época.


ARTE, CREATIVIDAD Y COMPETENCIAS COGNITIVAS
La inteligencia ha sido siempre valorada como la capacidad propia de la especie humana para resolver problemas. Pero en la cultura occidental solo se ha reconocido al pensamiento lógico–matemático y al lingüístico como las únicas estrategias cognitivas de orden superior.

La escuela, como institución social, valida este reduccionismo histórico que considera “inteligente” a la persona que responde a esa mentalidad canónica por esta razón son numerosos los alumnos que reciben escaso reconocimiento por sus logros escolares. Sin embargo, las investigaciones que el Dr. Howard Gardner ha realizado en el marco del Proyecto Cero de la Universidad de Harvard, cuestionan esas formulaciones a través de la Teoría de las Inteligencias Múltiples.

Esta tesis se basa en investigaciones realizadas en el campo de la neurología, la psicología y la antropología en poblaciones normales y especiales. Según Gardner las personas normales poseen diversas capacidades intelectuales que se articulan con la personalidad, las emociones y diversos factores genéticos, ambientales y culturales. De acuerdo con esto, cada individuo posee la totalidad de esas capacidades pero las combina y utiliza de un modo particular, determinando un estilo de aprendizaje o predominancia cognitiva. Así, discrimina ocho inteligencias:

Inteligencia lingüística: capacidad de emplear de manera eficaz las palabras, manipulando la estructura o sintaxis del lenguaje, la fonética, la semántica y sus dimensiones prácticas tanto en forma oral como escrita. Se desarrolla en historiadores, oradores, políticos, poetas, escritores, periodistas y editores.

Inteligencia musical: capacidad de percibir, distinguir, transformar y expresar el ritmo, el timbre y el tono de los sonidos musicales. Se desarrolla en ejecutantes, compositores, aficionados y críticos musicales.

Inteligencia lógico-matemática: capacidad de utilizar de manera eficaz, números, relaciones y patrones lógicos así como otras funciones y abstracciones de ese tipo. Se desarrolla en matemáticos, contadores, estadísticos, científicos, informáticos y lógicos.

Inteligencia espacial: habilidad de percibir el mundo visual-espacial con eficacia y de razonar con ellos. Incluye la capacidad de visualizar y representar gráficamente las ideas visuales y espaciales; y de orientarse apropiadamente en el espacio. Implica la sensibilidad para colorear, alinear, formar, espaciar y para establecer nexos entre esos elementos. Se desarrolla en arquitectos, artistas, inventores, diseñadores de interiores, guías y exploradores.

Inteligencia cinético-corporal: capacidad de utilizar el cuerpo para expresar ideas y sentimientos a través de la coordinación motora, el equilibrio, la destreza, la fuerza, la flexibilidad y la velocidad así como habilidad de usar las manos para producir o transformar cosas. Se desarrolla ampliamente en atletas, bailarines, escultores y cirujanos.

• Inteligencia interpersonal: capacidad de distinguir y percibir los estados emocionales, motivaciones y signos de los demás. Esta inteligencia permite responder de manera efectiva ante estas señales e influenciar en la gente. Se desarrolla en los políticos, los profesores, los consejeros y los vendedores.

Inteligencia intrapersonal: capacidad de actuar sobre la base del conocimiento de sí mismo. Incluye la habilidad de tener una autoimagen acertada, capacidad de autodisciplina, comprensión, amor propio y de actuar consecuentemente.

Inteligencia naturalista: capacidad de observar los modelos de la naturaleza, identificar y clasificar especies, comprender los sistemas naturales y los creados por el hombre.

Gardner (1997), sostiene que la creatividad es propia de todas las inteligencias, pero advierte que la mayoría de las personas son creativas dentro de un determinado campo y no en todos ya que el trabajo cognitivo que se desarrolla en el proceso creativo depende de la actividad que se realiza y la inteligencia concreta que en ese momento se ha movilizado. En su planteo destaca la importancia de explorar el dominio del arte ya que cada uno de los lenguajes artísticos constituye una vía de acceso al conocimiento.

Este punto de vista, actualiza la problemática de las diferencias individuales en el aula: si los niños son distintos ¿por qué se les asignan actividades similares a todos? ¿Por qué se dedica más tiempo en el currículo a determinadas áreas y se minimizan otras? ¿Por qué los maestros dedican más atención a unos alumnos que a otros? Por otra parte, ubica a la Educación Artística en un lugar de relevancia ya que entrena el pensamiento creativo y crítico, potencia las fortalezas individuales existentes y desarrolla nuevas capacidades.

A MODO DE SÍNTESIS
Para cerrar estas reflexiones acerca de la situación de la Educación Artística en el marco de un nuevo escenario educativo, considero oportuno señalar que el trabajo en educación se basa en la esperanza porque significa creer en la construcción colectiva del futuro y para ello es necesario que comencemos a producir cambios desde nuestras posibilidades concretas, revisando y socializando nuestra práctica educativa con un sentido crítico, ético y transformador que nos permita reconocernos como productores de la cultura y no como meros transmisores de contenidos. Esto implica, entre otras cosas, que la enseñanza del arte en la escuela debe recuperar su función social articulando el conocimiento escolar con los sujetos y con la cultura para construir y renovar esfuerzos comunes en el logro de una sociedad donde prime la ética, la justicia y la igualdad de oportunidades y posibilidades para todos.


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NOTA: Este artículo fue escrito en el marco de la Ley Federal de Educación Nº 24195 y fue publicado en:


ALONSO, Laura: "La Educación Artística en el escenario de un nuevo contexto". En Educación Artística y nuevos contextos (Pág. 7 a 23). Serie "Publicaciones de Formación Docente". Programa de Investigación y Desarrollo del ISFD Nº 803. Puerto Madryn, 2004.

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